EL
ESTADO TÍTERE ( I ) O
el final de las dos grandes revoluciones modernas.
(Julio
de 2012, Selva-Mallorca)
La
verdad es que este aire sahariano te invita más a escribir sobre algún tema más
ligero, tipo tinto de verano. De cómo no debiéramos dejarnos amargar la
existencia y seguir, por ejemplo, hablando en el ascensor del tiempo, como se
ha hecho toda la vida. Un ingenio que ha sido concebido casi en exclusiva para
ese fin y en el que ahora, ay dolor, puedes oír al del 4ºB :”Pues dicen que
ahora van a volver a subir al euribor”. A lo que la del 5ºA , dando un respingo
responde sin aliento: “ Pues acabo de oír que las primas del riesgo
están ya por las nubes”.
Por favor, por favor, misericordia. El
ascensor , recinto sagrado de la meteorología por excelencia, y como mucho, sólo
para los más osados, lugar estratégico desde el que observar el suicidio
epitelial del cuero cabelludo del último en acceder al cubículo. Lo más. Duele
de veras ver este recinto convertido
ahora en un lugar más desde el que continuar
flagelándonos por partida doble . Por
la cruda realidad , y por su recordatorio
permanente desde todas las trincheras. Antes de abrirse las puertas todavía
susurra sentencioso el abuelo del 6ºA.-" si es que ya llevábamos mucho
tiempo viviendo por encima de nuestras posibilidades". Y lo dice él,
maldita sea, lo dice él, que cuenta sus excesos en céntimos de euro que detrae
de su jíbara pensión de autónomo. Y se autoaplica con rigor espartano su propio
recorte: el carajillo de los jueves se ve transmutado en el cortadito de todos
los días. Es por los mercados, le justifica a Manel que lleva veinte años
sirviéndole el carajillo los jueves en el bar del "maño" de su misma
calle.
Pero vamos al meollo, y el meollo es solo
uno. Y éste no es otro que el de que el estado está en quiebra. No me refiero a
la quiebra económica que es obvia, sino a la quiebra como herramienta formal y
determinante de poder. Me refiero a la quiebra del Estado Burgués y Democrático,
heredero de la Revolución Francesa (1789) y profundamente impregnado por las
consecuencias de la Revolución Proletaria (1917) , que ha entrado en una
espiral autodestructiva imparable.
¿Cómo ha sido esto? ¿Cómo se puede pasar de un
estado poseedor de unas dosis importantes de autoridad e incluso de poder, a
iniciar este proceso sumamente acelerado de una pérdida de ambos elementos al
mismo tiempo?
Habría que dar por sentado que la autoridad
del estado sería aquella que se deriva de su legitimidad. Esta a su vez sería
la cedida por los ciudadanos (pueblo) a la casta política a través de las
urnas.
Respecto al poder a día de hoy nadie honesto
puede poner en duda que el poder real, el poder fáctico, reside en quienes
poseen el poder económico. Que a su vez llamamos "el sistema". O sea
el sistema económico capitalista. Y "el sistema" se impone .El poder
se impone. Nadie le exige que sea legítimo, ni falta que le hace.
Considerando un definitivo punto de inflexión
la caída del muro de Berlín (1989) , este ya viejo sistema capitalista, moderado
hasta ese momento por una estrategia de tensión (mezcla del llamado socialismo real, y los activos
movimientos de izquierda y ecologistas europeos principalmente) recobra una
vitalidad sin precedentes. Se puede escuchar por esos años ya a los pioneros del "anarquismo
capitalista"o anarcocapitalismo. Es decir los capitalistas que comienzan a considerar que
ellos pueden gestionar el estado, y particularmente el uso de la fuerza de una
manera más eficaz y rentable que esa casta de burócratas y políticos. Un
ejemplo ilustrativo de este hecho es el número actual de mercenarios en Irak defendiendo
los intereses de las multinacionales, que superan al de activos del ejército de
los EEUU. Bien, este capitalismo voraz e insaciable se ha dado en llamar
"capitalismo neoliberal", y esto es "el sistema". A todo lo
que está fuera del sistema y le temen como al diablo le llaman
"antisistema". Como se puede percibir a diario a través de
prácticamente todos los medios, ser antisistema es como estar estigmatizado. En
el mejor de los casos se trataría de peligrosos locos fanáticos Ya volveremos
sobre el tema.
¿Porqué el estado pierde su autoridad y por
tanto su legitimidad?
Para mi particularmente hay una explicación
que me encanta porque es tan evidente y tan obvia....
Como todo el mundo sabe, sin necesidad de ser
un experto en demoscopia en España puede haber entre un 15 y un 20 % de chusma
de extrema derecha (como en cualquier país europeo), que por coyunturas de una
democracia tardía y una derecha particularmente agreste, cohabitan
confortablemente en las filas del PP. Considero por cierto que esto es muy
negativo para un sistema democrático.
Cualquiera que haya oído, leído, los medios
de los ultramontanos, habrá descubierto que estos pájaros súbitamente se han
convertido en grandes defensores de la democracia. Estos especímenes que
estuvieron callados bajo la dictadura, cuando no activos en sus filas, ahora
predican la democracia. Y ubican a todos aquellos que se quejan de algo,
sindicatos, actores, ecologistas, pobres de solemnidad, feministas, gays, manteros,
inmigrantes ,emigrantes, abortistas, ecologistas, progresistas, a los que no
nos gustan los himnos, ni las banderas, ni la madre patria, ni la madre que los
parió. Casi todos somos unos anti demócratas. Y se les llena la boca de ley,
orden, estado de derecho. Y dices aquí algo no cuadra. Si a estos pájaros se les
llena la boca de democracia, no puede tratarse más que de que estamos hablando
de cosas radicalmente diferentes. Por eso la Esperanza Madriles (no es una
virgen nueva, es la presidenta de la comunidad de Madrid), insistía tenazmente
en que nuestra democracia es una democracia sin adjetivos.
¿ Dónde está la trampa magníficamente urdida
y consolidada en estos últimos veinte años?
A quién posee el PODER, el poder fáctico ( o
sea las pelas) obviamente le interesa la
estabilidad. Y para ello han conseguido un sistema casi perfecto. Se trata de
promover, financiar, consolidar dos partidos hegemónicos (el llamado
bipartidismo) que se alternan en el poder sin provocar la menor tensión en
"el sistema". En USA que son,
en este sentido, maravillosamente ingenuos no tienen el menor recato en
presentar los números de los millones de dólares regalados magnánimamente ora
al candidato demócrata ora al candidato republicano. Lo mismo hace la FED (la
Reserva Federal Americana), respecto a los denominados " gastos de
cabildeo". Es decir, la pasta que dedican a convencer a los políticos de
turno para que voten determinada propuesta en una dirección u otra (que majos,
y lo apuntan en sus cuentas de explotación, todo bien clarito).
Ambos partidos, demócratas y republicanos,
socialistas y populares , y sus equivalentes en todos los países occidentales
tienen por tanto en común lo fundamental: es decir, la fidelidad a quién les
garantiza ese sistema de alternancia y de subsistencia. Ese es su mayor
compromiso, esa es su única lealtad. La de aguantar "el sistema". Es
momento de recordar el pavor que sobrevino a las elecciones griegas. De pronto
ocurre algo insólito. Los dos partidos encargados de garantizar "el
sistema" no pueden hacerse con el poder. Dicho de otro modo, aparece la
posibilidad de que puedan acceder al gobierno partidos "antisistema".
La crisis de pánico recorre la
democrática Europa como una epidemia.
Se produce así el hecho que padecemos ya en
todo Occidente. La "autoritas"
que debía de emanar de la legitimidad de unos ciudadanos libres, que eligen
libremente, simplemente no existe. Sólo puedes elegir entre lo malo y lo peor. El
ciudadano sólo puede elegir básicamente entre dos partidos que ya tienen
vendidas sus lealtades. Sólo es preciso reforzar la situación con unos
elaborados procesos de alienación colectiva y la tarta seudodemocrática ya está
servida. Si a eso unimos, como ocurre en este país de atolondrados que incluso
los programas con los que te presentas a las elecciones (caso del PP) se
ejecutan en el sentido contrario al propuesto, es evidente que nos encontramos
con un estado, y por ende un gobierno, que carecen de toda autoridad y consecuentemente
de toda legitimidad. Y no pueden por tanto considerarse en modo alguno estados
democráticos , sino de una forma puramente retórica. Es más evidente todavía, que sabiendo quién tiene el poder fáctico, pueda
el estado considerarse soberano (ya continuaremos con esto en nuevos episodios,
al albur de las diversas corrientes soberanistas sobrevenidas en esta coyuntura
tan radicalmente adversa a cualquier concepto soberano)
Recapitulando: sólo dando los pasos precisos
se llega a la situación en la que nos encontramos. Lo lamentable es que
mientras uno se distrae con el circo, o con la pura supervivencia, los otros van
dando los pasos por ti.